Actualmente hablar o escribir de amor es un tanto extraño y hasta cierto punto fuera de contexto, desde que los grandes escritores con sus grandes editoras nos bombardearon con sus libros de supuesta superación personal, nos hicieron alquimistas de una vida basada en la inteligencia de las emociones Y lo exotérico de los pensamientos, y esto no es un SECRETO para ninguno, pues no solo la juventud se encuentra bajo el estaxis de estos escritos que desde el punto de vista del crecimiento psicológico generan sus aportes aunque, para muchos más que eso, es un modus vivendus , yo como escritos me cuestiono bastante sobre estos asuntos, pero la principal interrogante es ¿hasta qué punto hemos dejado de ser espontáneos y nos hemos convertido en páginas de libros?. Si en páginas de libros, es deprimente, poco creativo y parcialmente humillante el sostener o por lo menos tratar de sostener una conversación con uno de estos asiduos seguidores compulsivos de estos libros , si , aquellos que a cada oración que sale de sus bocas les puedes poner un numero de página , la portada de un libro y el escritor te lo puedes ahorrar pues parte del juego de sentirse superado es culminar estas oraciones con copy-paste mentales de los libros diciendo “eso según tio cohelo” o según papa Coleman. Es como si estos nuevos escritores marcaran las pautas de acción de vida y los nuevos cánones del pensamiento y comportamiento humano. Real y constantemente me cuestiono si la culpa de todo esto la tiene la carente sociedad en que vivimos o estamos siendo victima de los excelente trabajos mercadológicos de este nuevo producto que yo de manera muy particular he decidido llamarle superación enlatada, si pues estos productos (libros) se venden hasta el supermercado ya tu puedes ir de compra con tu legendario carrito de supermercado y mientras caminas por los pasillos vas pensando ¿las habichuelas que guisaré hoy serán GOYAS O LIBBYS? O mas interesante aun ¿la la lata de superación de esta semana será? marca Paulo o marca Chopra . A mi no me suena gracioso y no lo es, pues hemos llegado a un punto donde estamos atrofiando la capacidad de dicernimiento de nuestros cerebros para diferir en cosas tan simple como lo que está bien o está mal y nos estamos obligando a seguir patrones de comportamiento con tal grado de similitud desde el punto de vista del pensamiento que a veces cuando alguien nos habla sentimos que nos escuchamos. Y eso le está robando de manera silente y desenfrenada la emoción al contacto verbal con personas de tu vecindario social (amigos).
Pero bien, recuerdo que en años atrás se decía que para estos tiempos abrían millones de robot caminando sobre las aceras tal si fuesen seres humanos y hoy por hoy lo que si veo en las calles, son seres humanos caminando sobre las aceras tal si fuesen robot, todos víctimas de los mismos patrones de conducta social, todos victimas de los mismos anti-valores y de la poca espontaneidad, y todos programados con un chic de la marca ACME cargado de dudas sobre el futuro, pensando y soñando que la próxima edición de la nueva lata de superación enlatada vendrá con las respuestas a esas dudas interminables
A mí me resta decir, “pero na, valor” (frase patentizada por mi, si la usas le hago una demanda a la poca creatividad y ahorros que te han dejado las latas de superación)
Hernan joaquin.
